Thomas N. Tureen, Esq. former Lead Counsel, Maine Indian Land Claims Portland, Maine Mi vida en los asuntos de indios Me involucré en los asuntos indios casi por accidente. Durante un verano trabajé para la Oficina de Asuntos de Indios en Dakota del Sur como becario en recreación en un internado fuera de la reservación. Fue un verano extraordinario para mí; realmente cambió mi vida. Fue la primera vez que estuve rodeado por indios, y la gente fue maravillosa. Sin embargo, tuve que confrontar una situación única. Estos niños y sus padres estaban totalmente controlados por la Oficina de Asuntos de Indios. El gobierno tenía, esencialmente, completo control sobre sus vidas. El gobierno federal controlaba su propiedad, controlaba a donde iban los niños a la escuela, inclusive controlaba si los niños regresarían a casa en el verano o se quedarían en los internados donde estudiaban durante el invierno. De alguna forma, me daba la sensación de que esto estaba fundamentalmente mal. En el suburbio de San Luis [Missouri] donde yo crecí, el gobierno no tenía ningún tipo de control similar a esto, y ciertamente esa forma de vida no era mi idea de libertad. Fui al internado pensando que estaría ahí por un verano, sin embargo, me interesé tanto, que acabé el resto de mi vida trabajando en esta área. La pregunta era, ¿Qué podía yo hacer? Me parecía que los problemas que yo veía eran inherentemente políticos, pero eso quería decir que eran inherentemente legales, y que si quería ser útil tenía que entender primero cómo funciona nuestro sistema legal y de gobierno, y eso implicaba estudiar derecho. Seguridad social Los problemas que se han generado en la interacción entre indios y no indios en los Estados Unidos, son reflejo de la pérdida de independencia. Muestran la perdida de comunidades autosustentables, la pérdida de un trabajo con significado, el efecto devastador del uso de las políticas de bienestar social como una forma de derrotar a la gente. Es claro que esto es lo que los Estados Unidos hizo a los indios. Los indios eran demasiado buenos en el campo de batalla, así que, en vez de tener largas filas de soldados allá afuera, simplemente decidieron darle a los indios lo necesario para sobrevivir, pero insuficiente para ir a cualquier lado. Eso eran las políticas de bienestar social, y estas fueron inventadas como una forma de controlar a los indios. Cuando fui a Maine por primera vez, había un indio en mi universidad, y ahora hay alrededor de 150 de la tribu Passamaquoddy, de ella sola. Ciertamente he visto como las aspiraciones cambian para la gente, en términos de lo que ellos creen posible de lograr. Pero el cambio no se da de un día para otro; las generaciones y los siglos de opresión dejan una marca real, y la fricción entre culturas deja también una huella dramática. En los pueblos nativos de Estados Unidos, esta huella se ve más claramente en términos del suicidio. Conozco muy bien el caso de una familia donde el abuelo se suicidó, uno de los hijos se suicidó y uno de los nietos se suicidó. Tratar con este tipo de desesperanza es difícil, porque acabas confiando en las mismas instituciones que provienen de la cultura dominante. En mi mente, para empezar, es esta cultura dominante la que en gran medida ha creado este problema. Así que buscas el remedio en esa otra cultura, y no es de sorprenderse que el remedio no funcione tan bien. Comunidad Creo que las comunidades son más sanas y felices cuando su gente tiene autoestima. Y creo que la autoestima está fuertemente ligada a tener un trabajo significativo. Varias actividades pueden definirse como trabajo significativo, desde la mayoría de las actividades tradicionales hasta algunas que consideramos las más modernas. Pero el meollo del problema es la autosuficiencia. El ser independiente y confiar en uno mismo como comunidad, son ingredientes importantes para estar sano. Así que si ese no es el caso, si has estado en una posición de subordinación, la pregunta es, ¿Cómo generas el cambio? Es muy importante pensar claramente en la estrategia que vas a adoptar para el cambio, porque puedes desperdiciar mucho tiempo si no piensas las cosas con claridad desde el principio. Las tribus de Nueva Inglaterra I Un ejemplo en el que estuve involucrado está relacionado con las tribus de Nueva Inglaterra, las cuales no tenían reconocimiento del gobierno federal. No tener dicho reconocimiento era sinónimo de ser considerado legalmente extinto--de no poseer la capacidad de autogobierno. También implicaba que no eran elegibles para los pocos servicios que el gobierno federal daba a las tribus en el oeste de los Estados Unidos. Estás tribus estaban entre las más pobres en los Estados Unidos. Los Passamaquoddys habían vivido muy aislados hasta que llegaron las guerras. Varios de los miembros de la comunidad sirvieron a los militares y fueron a la Segunda Guerra Mundial o a la Guerra de Corea. Estos eventos fueron un refugio para ellos, y en esa época empezaron a entender algo del mundo y a entender su propia posición en el mundo. John Stevens, gobernador de los Pasamaquoddys durante muchos años, empezó a darse cuenta de que algo estaba mal, de que había cierta injusticia y surgió un deseo por cambiar las cosas. La pregunta de ellos era, ¿Cómo lograr tener la misma posición que otras tribus en el oeste de los Estados Unidos? No tenían la seguridad que tenían otras tribus del occidente. En primer lugar, porque estaban en una situación de extrema pobreza y no tenían acceso inclusive a otros servicios. En segundo lugar, porque no se respetaba su soberanía ya que realmente no existía nada en el estado de Maine que evitara que los no indios participaran en el proceso político. Y por supuesto, una vez que esto ocurre, es el verdadero final de tu autonomía. Tampoco tenían ninguna protección para sus tierras. Sus tierras estaban bajo la custodia del estado de Maine, pero el estado de Maine ya había vendido una buena porción de ellas. Por supuesto que la tierra era la cosa más importante en términos de su supervivencia como un pueblo separado. Así que surgió la pregunta, ¿Cómo obtendría la protección básica que requirirían para asegurar su supervivencia? Las tribus de Nueva Inglaterra II En 1790 se aprobó un estatuto que decía que ninguna tierra de indios podía ser vendida sin el consentimiento del gobierno federal, y que cualquier transacción que careciera de la aprobación federal sería inválida. Ese es un estatuto que ha sido bastante olvidado--que nunca se ha aplicado en beneficio de los indios. Literalmente, millones de acres se han vendido en violación de este estatuto, y los indios tenían el derecho a la devolución de esta tierra y a una compensación por su equivocada ocupación durante todos esos años. En un primer momento, podrías preguntar, "¿Cómo van a lograr que el sistema que ha oprimido a los indios todo estos años aplique un estatuto como este que implicaría desplazar a toda esta gente?" El éxito depende de que se siga estrictamente lo que la ley dice y que se aplique por igual a todos, inclusive a pesar de que los resultados para los no indios puedan ser, digamos, sorprendentes. Las tribus de Nueva Inglaterra III Una de las cosas no dichas que sucedieron al principio, fue la creencia de que el sistema legal funcionaría. Si lo piensas, es extraordinario que este esfuerzo que tomaría muchos años--de hecho doce años antes de que se lograra--dependiera del sistema legal y, en nuestro caso, del político. Creíamos en el sistema--tal vez porque éramos jóvenes e inocentes--y creíamos que funcionaría. A decir verdad, nunca creí que lograríamos que la corte regresara dos tercios del estado de Maine, que es el tamaño de la tierra que se estaba reclamando. Desde el principio sentí que para tener éxito teníamos que ganar en la corte los asuntos teóricos básicos, y luego debíamos confiar en un compromiso como solución final, porque si presionábamos por una decisión final en la corte, mi miedo era que la corte encontraría alguna razón para no hacerlo. Una de las lecciones principales que había aprendido antes es nunca pensar que las cosas no van a funcionar. Es decir, si es teóricamente correcto, no hay que asumir de entrada que la gente es maldita y que el sistema no va a funcionar. Una de las grandes sorpresas fue que varios de los mejores partidarios de los derechos de los indios eran conservadores. Bueno, no es totalmente sorprendente porque ¿en qué creen los conservadores?: en la aplicación de la ley, en los derechos de propiedad y cosas así. La ley es muy importante para los indios por la misma razón que lo es para la gente rica. En este caso, el juez fue un republicano designado por Eisenhower. El juez terminó tomando una decisión histórica en 1975, señalando no sólo que esta ley protegía a estos indios, sino que obligaba al gobierno federal a asegurar que esta tierra les sería devuelta. Y esto llevó a la devolución de cientos de miles de acres de estas tribus y a la creación de empresas que han colocado a miembros de estas tribus entre las gentes más ricas del país. ¿De aquí para dónde? Siempre es un proceso de ser practicante de lo posible, de manera que no lleves a tus clientes a callejones sin salida, pero debes permitirte soñar, pensar con cuidado y confiar en tus instintos--tal vez más que confiar en tus instintos, confiar en tu inteligencia. Y en última instancia, se trata de no contar los pollos antes de que salgan del cascarón, porque los aliados llegan de los lugares menos pensados, y esto no lo descubres, sino hasta que te embarcas en el proceso. Las tribus de Nueva Inglaterra IV Regresando al principio, todo depende de ser capaz de usar los instrumentos del poder dominante. Se trata de ser capaz de utilizar las cortes y los procesos políticos, y los medios de comunicación. Después de la decisión a nuestro favor en 1975, algo interesante empezó a pasar. En primer lugar, el mercado de bonos en Maine colapsó. Eso llamó su atención. Lo que sucedió es que la gente que tenía que dar su opinión sobre los préstamos a los municipios se dio cuenta de que si teníamos razón--y después de que se dio a conocer la decisión a nuestro favor en 1975, se dieron cuenta de que no podían seguir diciendo que no teníamos razón--eso quería decir que ya no podrían dar opiniones claras porque sin importar quién estaba ocupando la tierra, esta era propiedad de los indios. Nosotros no planeamos la caída del mercado de bonos, pero fue de mucha ayuda. Los políticos ya no podían decir que dejarían este asunto para que sus nietos lo resolvieran. De repente se convirtió en un asunto que ellos debían resolver. Eso era bueno y malo. Poco tiempo después de que causamos este colapso en el mercado de bonos en Maine, el gobernador fue al Congreso, juntó a la delegación de Maine en el Congreso, y les pidió que introdujeran una resolución en el Congreso que modificara de forma retroactiva la Ley de No Trato (Non-intercourse Act), y que llamaran a las cortes de los Estados Unidos para que se negaran a escuchar los reclamos de los indios por la devolución de la tierra. Esto era totalmente indignante. Esto es algo que no puedes hacer en una democracia constitucional. La ley se aplica a todos por igual, y no se puede cambiarla de manera retroactiva cuando occure que protege un grupo de gente inesperado--es decir, que un grupo de gente pobre y sin poder se beneficie sin embargo de nuestros estatutos. Era una atrocidad absoluta. No prosperó porque Jimmy Carter, un hombre de principios, acababa de ser electo como presidente, y pudimos llamar su atención sobre este asunto, gracias al apoyo de la comunidad internacional de defensa de los derechos humanos y de los periódicos. A final de cuentas, el presidente asumió la posición de que no podía apoyar ningún asentamiento que había sido impuesto sobre la tribu. Tampoco podía apoyar ningún cambio en la ley que los despojara de sus derechos. El asunto tendría que resolverse en la corte o se tendría que llegar a algún acuerdo. Durante cuatro años se negoció el acuerdo a través del cual se devolvieron 80.5 millones de dólares en 1980 a estas dos tribus, que contaban con alrededor de cuatro mil miembros en ese entonces, y se les concedió el derecho de volver a adquirir trescientos mil acres sobre los cuales tendrían poderes soberanos.